En su propósito de aumentar las ínfimas cifras de representatividad femenina en el sector del Metal y, más concretamente, en el agroindustrial, la Federación de Empresas del Metal de Zaragoza (en adelante FEMZ) y el Clúster de maquinaria agrícola de Aragón (en adelante CAMPAG), realizan acciones conjuntas para visibilizar a las mujeres que “rompen moldes” y se adentran en un sector histórica y culturalmente masculino.
Aunque cada vez son más las profesionales que se matriculan en grados universitarios y ciclos formativos tradicionalmente ocupados por hombres, la realidad indica que la transformación es lenta y que las mujeres solo representan un 10% de las plantillas. En la mayoría de los casos, solo como trabajadoras de los departamentos de Administración. Un porcentaje que se extrapola a la agroindustria.
Buscando quebrantar esa cifra y acelerar la feminización de la industria, FEMZ y CAMPAG han vuelto a unir sinergias para analizar el sector con perspectiva de género y convertir a Ejea de los Caballeros en el epicentro femenino de la agroindustria aragonesa.
Con la colaboración de la Asociación Empresarial de las Cinco Villas (en adelante AECV), la sede de la asociación acogió el pasado viernes, 29 de noviembre, el desayuno empresarial “Mujer agroindustrial”, un encuentro para analizar el contexto, situación y retos para la mujer en este subsector de actividad.
Con el objetivo de abarcar todas las perspectivas, el desayuno congregó a profesionales, educadoras y empresarias que están transformando el sector en la Comarca de las Cinco Villas.

Mar Alot, presidenta de la Comisión para la potenciación de la presencia de la mujer en el Metal y socia de CAMPAG recordaba que, ahora, “el sector nos pone en valor”, e incidía en que “es nuestro momento, pero tenemos que creérnoslo”.
Una idea remarcada por Raquel Aibar, ingeniera y directora de Compras en Grupo Tenías: "hay que dejar atrás el síndrome del impostor y creernos que este sector también es nuestro sitio". Un propósito que puede parecer complicado en un ecosistema industrial en el que el 75% de las empresas reconoce tener menos de un 5% de los puestos de producción no cualificados ocupados por mujeres y un 95% señala ese mismo porcentaje para los cualificados (soldadoras, electricistas, etc.).
En ese sentido, Jorge Valbuena, responsable de Recursos Humanos en Magapor, explicaba que a su empresa “sí que llegan algunos currículums de mujeres para los puestos de producción”. Aunque matizaba que muchas de ellas rechazan el puesto por motivos de conciliación, un reto pendiente para la industria: “El problema está en cuando escuchan que trabajamos a turnos. Culturalmente, por conciliación, dicen que no. Aunque vamos viendo brotes verdes”.

Antes de que esos brotes empezaran a ver la luz, Ana Lahilla, gerente de Agrotécnica Los Antonios, se hizo hueco en un mundo todavía más masculinizado. Un mundo que, ahora, reconoce, “ha cambiado la percepción sobre nosotras, la forma en la que nos escuchan”.
La generación de referentes y el cambio generacional han sido claves en esa transformación. Pero, también, el esfuerzo de las mujeres para probar su profesionalidad. Una idea que remarcaba Sonia Echeverri, gerente de AECV: “Las mujeres hemos tenido que probar continuamente nuestra valía para ser tenidas en cuenta”.
La ingeniera y jefa del departamento de Formación Profesional Agrícola del I.E.S. Reyes Católicos, Natalia Campo, explicaba cómo anima a sus alumnas para “que no tiren la toalla y se dediquen a lo que les gusta sin plantearse su género”. Y apuntaba: “Aunque cada vez son más las chicas que optan por grados relacionados con el mundo agrario y el industrial, su representatividad sigue siendo ínfima”.
Cambiar esa realidad, según las participantes, llevará tiempo y requiere esfuerzos para visibilizar estos puestos de trabajo desde el colegio. “Si vamos a contarlo al instituto, es que ya estamos llegando tarde”, apuntaba Aibar.